La estrecha interdependencia agroalimentaria entre México y Estados Unidos, marcada por flujos comerciales millonarios, enfrenta hoy una profunda disrupción.
La reciente imposición de aranceles estadounidenses al tomate mexicano y la inminente respuesta de México con posibles sanciones a la carne de cerdo y pollo de EE. UU. están reconfigurando de manera abrupta las complejas cadenas logísticas que sustentan este vital intercambio.
En 2024, México importó más de 1.2 millones de toneladas de carne de cerdo, con un 87% proveniente de EE. UU., mientras que el tomate mexicano satisfizo más del 50% del consumo fresco en el país vecino. Estas cifras evidencian la magnitud del impacto ante la escalada comercial.
El 1 de julio de 2025, el Departamento de Comercio de EE. UU. puso fin al Acuerdo de Suspensión de 2019, que regulaba las exportaciones de tomate fresco mexicano. La justificación fue la acusación de prácticas de dumping por parte de productores mexicanos, resultando en la imposición de una cuota compensatoria del 17.56% a las exportaciones mexicanas, afectando a más de 600 empresas, según reportes informativos de la fecha.