El panorama macroeconómico de Colombia entra en una fase crítica en el último tramo del gobierno de Gustavo Petro. A ocho meses del final de su administración, el país enfrenta una desaceleración más marcada de lo previsto, con implicaciones fiscales relevantes y dudas sobre la sostenibilidad del crecimiento.
Los datos más recientes del DANE muestran un crecimiento acumulado del PIB de apenas 0,3% entre enero y septiembre de 2025, lo que complica la meta oficial del 1,8% para el cierre del año. Este enfriamiento contrasta con el gasto público expansivo observado durante la primera parte del mandato, y obliga a reconsiderar los supuestos fiscales que sustentan el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP).
El desafío fiscal y su impacto en la economía de Colombia
La debilidad de la actividad productiva ha repercutido directamente en la recaudación. Hasta agosto de 2025, los ingresos tributarios presentaron una caída real del 5,3%, lo que complica la ejecución presupuestaria. Aunque el gobierno mantiene un discurso de disciplina fiscal, los recientes ajustes propuestos para cerrar el déficit incluyen una reducción del 5,6% en el gasto frente al presupuesto de 2024.
Además, la inversión pública ha disminuido más de 30% interanual, limitando su rol contracíclico. Esto incide directamente en la confianza empresarial y en el consumo, en un entorno donde el mercado laboral aún no consolida señales robustas de recuperación.
Por otro lado, las tensiones políticas han debilitado la gobernabilidad económica. La salida de figuras clave y la pérdida de aliados legislativos han restado margen para implementar reformas estructurales, justo cuando la economía exige señales de estabilidad.
No te pierdas: El nuevo ciclo de regulación cripto transforma el mercado global
