Venezuela enfrenta un retroceso económico más profundo que el del resto de América Latina, según el más reciente informe del Fondo Monetario Internacional. Le siguen Bolivia y Brasil, conformando el trío de países con menor proyección de crecimiento regional para este año. La economía venezolana apenas crecerá un 4%, muy por debajo del promedio latinoamericano de 2,3%. Aunque la cifra parece positiva en términos absolutos, representa una desaceleración frente al 5,5% estimado previamente por el FMI.
Esta corrección refleja una combinación de factores estructurales que siguen limitando la recuperación. La dependencia del petróleo, la debilidad institucional y las restricciones al financiamiento externo siguen afectando la productividad interna.
Perspectivas limitadas para Bolivia y Brasil
En el caso de Bolivia, el crecimiento proyectado es de apenas 1,6%. La caída en la producción de gas natural y una menor inversión pública explican gran parte de este estancamiento. A ello se suman presiones fiscales e inflacionarias, en un entorno de reservas internacionales debilitadas.
Brasil, por su parte, registra un crecimiento estimado de solo 1,7%. Las elevadas tasas de interés, sumadas a un menor consumo interno y a la desaceleración global, han frenado el desempeño de la mayor economía regional. Las exportaciones hacia China, en particular, han caído de forma sostenida.
Mientras tanto, otras economías muestran mayor resiliencia. México y Colombia proyectan tasas superiores al promedio regional, gracias al repunte del nearshoring y a mayores flujos de inversión extranjera.
En septiembre de 2025, el FMI confirmó que el crecimiento promedio regional será de 2,3%, frente al 3% de las economías avanzadas y al 4% de Asia emergente.
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