La industria automotriz de colección vuelve a capturar la atención de inversores y fanáticos en Reino Unido, donde se subastó una de las piezas más icónicas del cine de acción contemporáneo: el Mitsubishi Lancer Evolution VII que Paul Walker condujo en la película A todo gas 2. El vehículo, modificado expresamente para el rodaje, fue adjudicado en Silverstone Auctions por 84,000 libras esterlinas, equivalente a más de 97,000 euros al tipo de cambio vigente, consolidando su valor como activo simbólico y de alta demanda en el segmento del coleccionismo cinematográfico.
Un activo simbólico para mercados de nicho
La unidad subastada, matriculada inicialmente en California y trasladada a Reino Unido para el evento, es una de las cuatro únicas utilizadas durante la filmación de la cinta estrenada en 2003. Este ejemplar incorpora modificaciones estéticas y técnicas no homologadas para la circulación regular, lo cual refuerza su carácter de objeto de colección en lugar de bien utilitario. Además, conserva el asiento original que utilizó Walker en el rodaje, aumentando su valor percibido entre compradores dispuestos a pagar una prima por atributos emocionales y narrativos.
El mercado del automóvil de colección ha experimentado una revalorización constante, especialmente en modelos asociados a figuras públicas y franquicias globales. En este caso, la conexión directa con Paul Walker actor fallecido en 2013 y figura central de la saga incrementa el valor emocional y mediático del vehículo, lo que se traduce en una cotización por encima de su valor mecánico real.
La transacción evidencia cómo los activos tangibles vinculados al entretenimiento pueden convertirse en instrumentos de inversión alternativos.
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