En el ecosistema dinámico de la moda y el comercio electrónico en Latinoamérica, la conversación sobre Shein y su impacto en la manufactura local ya dejó de ser una discusión marginal para convertirse en un eje de política industrial y estrategia minorista.
El artículo original de @Gabriel Del Castillo González desnuda una pregunta que, en el fondo, es más una decisión estratégica que una simple curiosidad: ¿Qué modelo de incorporación de actores globales a la economía local funciona mejor para México: abrazar la producción local y las cadenas regionales o apostar por un canal directo de importación desde Asia con impuestos bajos? La respuesta parece estar ya en movimiento, y las señales apuntan a una transformación que podría redefinir empleo, tecnología y competitividad en el sector textil mexicano.
Contexto y lecciones del Brasil-Shein Del Castillo González presenta un retrato claro y contundente: Brasil encontró una “fórmula” para integrar a Shein en su economía sin sacrificar el tejido industrial local. En términos prácticos, el país sudamericano optó por un abrazo regulatorio inteligente en lugar de una confrontación frontal. El plan se apoya en tres pilares que, en conjunto, funcionan como un marco estratégico:
Regulación como palanca, no como prisión
Impuesto a importaciones de 44.58% a cambio de inversión local por parte de Shein.
Resultado medible: miles de empleos y una base productiva que se fortalece desde adentro.
Modelo híbrido ganador
Tres formatos operando de forma simultánea: cross-border (importación desde China), stock propio (producción local) y marketplace de vendedores locales.
El marketplace ya representa una proporción significativa de ventas, lo que sugiere que la red de pequeños y medianos vendedores locales puede convertirse en un motor de crecimiento sostenible.