El interés por el dólar estadounidense alcanzó un punto de ebullición durante la semana pasada, cuando inversores globales optaron por su refugio frente a un entorno económico marcado por tensiones geopolíticas y dudas estructurales. El fenómeno ha sido particularmente visible en mercados como el mexicano, donde el dólar refuerza su rol como activo de protección.
Bank of America reportó que fondos de cobertura y administradores de activos elevaron sus posiciones largas en dólares ante el nerviosismo creciente. En Japón y Francia las señales de fragilidad monetaria profundizaron el efecto dominó que empujó flujos hacia el billete verde.
Estos fondos concentraron sus compras frente al yen, al dólar australiano y frente a varias monedas emergentes. Del mismo modo, los administradores de activos focalizaron sus apuestas contra el euro, evidenciando la amplitud del movimiento.
El mercado de opciones también registró una escalada en la demanda de exposición al dólar frente al euro y contra divisas emergentes. Este aspecto subraya que el interés no fue puntual, sino de naturaleza estratégica.
Impactos y riesgos futuros de la demanda del dólar
El fortalecimiento del dólar supone un desafío para países como México, donde la deuda denominada en dólares y los costos de financiamiento pueden resentirse. En consecuencia, empresas con altos pasivos en moneda extranjera enfrentan mayores cargas financieras. Asimismo el turismo receptor podría resentirse ante variaciones abruptas en el tipo de cambio.
Del mismo modo, el fenómeno genera presión sobre políticas monetarias locales. Los bancos centrales emergentes podrían sentirse obligados a elevar tasas o intensificar intervenciones cambiarias. En este escenario, México debe monitorear cuidadosamente flujos especulativos y posibles efectos sobre inflación importada.
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