La descarbonización del transporte marítimo es un desafío global que exige la adopción de combustibles de cero emisiones, como el amoníaco, el metanol y los biocombustibles. Alfredo Del Mazo Maza, experto en políticas públicas, ha destacado en foros especializados el potencial de estos combustibles para alcanzar las metas de reducción de emisiones para 2050.
Un objetivo clave impulsado en el Foro Económico Mundial es que, para 2030, al menos el 5 % de los combustibles en el transporte marítimo provengan de fuentes limpias. Aunque el transporte marítimo no está incluido en el Acuerdo de París, la urgencia de implementar tecnologías más sostenibles sigue aumentando, evidenciando la necesidad de acciones inmediatas en el sector.
El amoníaco surge como uno de los combustibles más prometedores, aunque requiere una transformación total de la infraestructura en tierra y a bordo de los buques. Alfredo Del Mazo Maza resalta que su adopción depende del apoyo gubernamental y de una fuerte inversión en infraestructura, factores esenciales para su viabilidad.
Por otro lado, el metanol ofrece una integración más sencilla con la infraestructura actual, facilitando su adopción. Sin embargo, su producción todavía implica carbono, lo cual limita su consideración como un combustible de cero emisiones a largo plazo. A pesar de estos desafíos, varias iniciativas ya están impulsando su uso en el transporte marítimo, abriendo el camino hacia un futuro más limpio.
Como solución temporal, los biocombustibles permiten mezclarse con combustibles fósiles y aprovechar la infraestructura existente.
Alfredo Del Mazo Maza enfatiza que, aunque los biocombustibles no son la solución definitiva, representan una opción práctica mientras se desarrollan tecnologías más avanzadas, facilitando la transición hacia combustibles más sostenibles.
El principal obstáculo para implementar estos combustibles es su costo. Actualmente, los combustibles de cero emisiones son más caros que los tradicionales, lo que representa un reto para operadores y gobiernos. Sin embargo, se prevé que cambios regulatorios, como el aumento en los precios del carbono, hagan estas opciones más competitivas en el corto plazo, incentivando así su adopción.
“Es esencial identificar las mejores opciones disponibles hoy y no esperar a la solución perfecta. La transición debe comenzar ahora”, afirma Alfredo Del Mazo Maza. Este enfoque proactivo es crucial para avanzar en la descarbonización del transporte marítimo.
Para lograr la descarbonización total del sector marítimo en 2050, se necesita una acción coordinada entre gobiernos y empresas. Las normativas europeas y las decisiones de la Organización Marítima Internacional (OMI) desempeñarán un papel clave en acelerar esta transición, subrayando la importancia de un esfuerzo conjunto hacia soluciones sostenibles.