El reciente repunte en la demanda de transporte marítimo en América Latina, representa una oportunidad directa para México.
En un entorno marcado por tensiones comerciales y ajustes en las cadenas de suministro, la diversificación de rutas y mercados coloca a la región en un papel protagónico en el comercio internacional.
Gracias a su ubicación estratégica y su robusta infraestructura portuaria —con terminales como Lázaro Cárdenas, Manzanillo y Veracruz—, México se consolida como puente natural entre América Latina y otros continentes. Esta conectividad impulsa tanto a empresas exportadoras como importadoras, permitiendo ampliar la cobertura hacia Europa, Asia y África.
Lázaro Cárdenas, Manzanillo y Veracruz impulsan la conectividad global
Industrias como la automotriz, electrónica, agroindustrial y de bienes de consumo masivo se ven favorecidas por el aumento de rutas marítimas más largas y eficientes. El fenómeno de nearshoring, sumado a la creciente demanda internacional, genera un flujo constante de mercancías que fortalece la capacidad exportadora del país.
El incremento en el comercio marítimo exige una modernización continua de la infraestructura portuaria y de los corredores industriales mexicanos. Proyectos de ampliación, automatización y sostenibilidad portuaria no solo aumentan la eficiencia, sino que también contribuyen a reducir costos logísticos y tiempos de entrega.