La desaceleración del consumo en México ha comenzado a trasladarse a sectores culturales como la producción de piñatas en Morelia, Michoacán. Este mercado, históricamente vinculado a celebraciones navideñas y actividades comunitarias, registra una disminución sostenida en ventas desde 2023, atribuida a la contracción del gasto familiar y al aumento de precios en materiales base como papel, pegamento y cartón.
Según datos de productores locales, entre agosto y diciembre de 2025 se ha observado una reducción de hasta 40% en la comercialización de piñatas respecto al mismo periodo del año anterior. Además, el costo unitario se ha incrementado 30% en menos de 18 meses, como resultado de la inflación acumulada en insumos de manufactura artesanal.
Ventas de piñatas enfrentan ajuste estructural
El mercado informal, que representa más del 70% de los puntos de venta de piñatas en la región, ha visto afectada su liquidez. Familias que antes adquirían hasta tres unidades por evento ahora optan por solo una o prescinden de ellas. Esta transformación del consumo no solo evidencia una reconfiguración en los hábitos festivos, sino también una pérdida estructural de poder adquisitivo.
Por otro lado, los productores señalan una falta de apoyo institucional y la ausencia de canales formales de distribución, lo que dificulta amortiguar el impacto económico actual.
Aunque diciembre concentra hasta 60% de la demanda anual de piñatas, el comportamiento observado este año anticipa un cierre con ingresos inferiores a los de 2024. La tendencia sugiere una erosión prolongada en la rentabilidad de este sector, cuya viabilidad se enfrenta a condiciones macroeconómicas adversas.
