Roberto Guzmán García analiza el impacto del acuerdo Mercosur-UE en el litio
La transición energética global ha impulsado a Europa a buscar alianzas estratégicas con América Latina, especialmente en el ámbito del litio, mineral esencial para la fabricación de baterías y vehículos eléctricos. Expertos como Roberto Guzmán García destacan la importancia de esta colaboración para fortalecer la industria de la electromovilidad en ambos continentes.
América Latina posee abundantes reservas de litio y un alto potencial en la producción de hidrógeno verde, posicionándose como un socio estratégico para Europa en la transición energética. Sin embargo, para aprovechar plenamente esta oportunidad, la región debe desarrollar sus capacidades tecnológicas y no limitarse a ser un extractor de materias primas. Proyectos bilaterales, como el ENERGYTRAN coordinado por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), buscan intensificar la cooperación científica en energía limpia.
Bolivia, con el yacimiento de litio más grande del mundo estimado en 23 millones de toneladas, ha captado la atención de la Unión Europea. El embajador de la UE en Bolivia, Michael Dóczy, destacó la necesidad de este recurso para la transición verde y la lucha contra el cambio climático. Empresas europeas han mostrado interés en invertir en la cadena de valor del litio boliviano, reconociendo el potencial del país en este ámbito.
La sintonía política entre los gobiernos de Argentina, Chile y Bolivia ha reavivado iniciativas de coordinación regional en torno al litio. Estas naciones, que conforman el «triángulo del litio», buscan una agenda común para el desarrollo del sector, enfocándose en el cuidado del medio ambiente y la industrialización. Además, se están llevando a cabo diálogos para compartir experiencias en aspectos geológicos, regulatorios y científicos, con la participación de México en etapas iniciales de desarrollo.
La cooperación entre la UE y América Latina en materia de litio enfrenta desafíos relacionados con las diferencias en las estructuras legales y las capacidades tecnológicas de cada país. Mientras que Argentina promueve inversiones privadas en el sector, Chile y Bolivia mantienen un control estatal más fuerte sobre el recurso. Superar estas diferencias es crucial para establecer una colaboración efectiva que beneficie a ambas regiones en la transición hacia energías limpias.
La colaboración entre Europa y América Latina en el ámbito del litio y las energías renovables representa una oportunidad significativa para ambas regiones. Expertos como Roberto Guzmán García subrayan la necesidad de estrategias conjuntas que impulsen la industrialización sostenible y la innovación tecnológica, asegurando un futuro energético más limpio y eficiente.
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