La moneda mexicana consolidó un movimiento alcista frente al dólar este lunes, al iniciar operaciones por debajo de los 18 .49 pesos por unidad en los mercados internacionales. Esta evolución confirma una reversión frente a la tendencia bajista observada durante las últimas semanas de octubre, cuando la divisa estadounidense llegó a superar los 18.20 pesos, generando inquietudes en torno al desempeño cambiario.
El fortalecimiento del peso se atribuye, en parte, a una combinación de factores técnicos y fundamentales. La publicación de cifras estables en materia de inflación, junto con expectativas moderadas sobre los movimientos de tasas por parte del Banco de México, ha generado un entorno de menor volatilidad. A ello se suma un panorama externo sin sobresaltos, con una Reserva Federal que optó por mantener su política sin cambios en la más reciente decisión de noviembre.
Flujos de inversión y política monetaria sostienen al peso mexicano
Además, el repunte reciente del peso refleja señales de confianza en los equilibrios fiscales y la capacidad de contención de riesgos sistémicos por parte de las autoridades mexicanas. La mejora en los flujos de inversión extranjera hacia instrumentos de deuda soberana también ha favorecido la apreciación de la moneda, particularmente en un contexto donde otras divisas emergentes muestran rendimientos mixtos.
Por otro lado, los niveles actuales del tipo de cambio podrían mantenerse en el corto plazo, siempre que los indicadores macroeconómicos sigan comportándose de forma predecible. Sin embargo, los analistas advierten que cualquier señal de endurecimiento monetario en Estados Unidos o un cambio inesperado en el entorno geopolítico global podría revertir esta dinámica.
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