Los mercados emergentes comenzarán 2025 con una base fundamental más sólida, en opinión de Kristin Ceva, directora de mercados emergentes en Payden & Rygel.
Según su último análisis, estos países muestran un crecimiento resistente, una normalización de la inflación y una situación positiva de la balanza exterior, con una presión limitada sobre la balanza de pagos y un aumento de las reservas de divisas.
“Métricas en mejora, por tanto, que no han dejado indiferentes a las principales agencias de calificación: dos tercios de las acciones sobre las calificaciones de los emergentes en el último año han registrado subidas, la tendencia más positiva desde la pandemia», afirma Ceva.
Esta visión de solidez también es aplicable a sus empresa, que han gestionado bien sus balances, con niveles de apalancamiento neto inferiores a los de sus homólogas estadounidenses.
«Además, el retroceso de la economía china no parece haber tenido un impacto demasiado negativo en el resto del universo emergente, y ahora vemos muy buenas perspectivas de crecimiento para India, Indonesia, Arabia Saudí, Brasil y otros grandes países que poco a poco se están poniendo al día», añade la experta.
De cara al futuro, considera que el gran reto al que se enfrentan los mercados emergentes es la incertidumbre política en Estados Unidos, según Kristin, y, en particular, la introducción de aranceles comerciales, la relajación del ajuste monetario por parte de la Reserva Federal y el efecto de estas variables en la evolución del dólar estadounidense.
“Al fin y al cabo, el cambio en el enfoque estadounidense del comercio mundial no es nada nuevo, y fenómenos como la deslocalización (nearshoring), el aumento de los precios de las materias primas y el comercio entre países en desarrollo han llevado a mitigar los efectos negativos de los aranceles. Por no hablar de que las emergencias relacionadas con las pandemias y la inflación, que eran fenómenos mucho más desestabilizadores, se han superado en cualquier caso”, ha destacado la directora de mercados emergentes.
En Payden & Rygel creen que quien decida invertir en deuda emergente se verá favorecido por factores estructurales como el refuerzo de las perspectivas de crecimiento a largo plazo y la ampliación de las oportunidades de inversión, con la posibilidad de elegir entre bonos soberanos, corporativos o en moneda local de unos 90 países diferentes.
“Si, por ejemplo, la política comercial estadounidense provocara una ralentización del crecimiento mundial, los inversores, en respuesta, siempre podrían dirigirse hacia países menos abiertos al comercio, orientarse hacia sectores empresariales más defensivos o aprovechar la bajada de los tipos de interés (cubriendo al mismo tiempo los riesgos de cambio)”, ha subrayado Kristin.
Fuente: www.fundssociety.com
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