La dinámica reciente del capital internacional muestra un reacomodo que redefine prioridades y territorios, según las evaluaciones difundidas por la UNCTAD en su informe más reciente. El análisis identifica que diversos flujos comienzan a trasladarse hacia economías con mayor estabilidad regulatoria y capacidad para absorber nuevas cadenas de valor.
El reporte de agosto de 2025 advierte que los movimientos de inversión global se ven condicionados por tensiones geopolíticas, ajustes monetarios y una transición energética que obliga a rediseñar estrategias empresariales. Además, las presiones sobre costos y la necesidad de infraestructura tecnológica fortalecen la competencia entre regiones para atraer capital productivo.
Tendencias en inversión global
El documento señala que la reorganización industrial impulsa proyectos vinculados a manufactura avanzada, energías limpias y digitalización. Asimismo, destaca que los países con integración regional consolidada captan mayor proporción de flujos, mientras los mercados con volatilidad fiscal muestran menor capacidad para retener inversiones.
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De igual manera, la UNCTAD subraya que la seguridad del suministro y la resiliencia logística afectan la asignación de capital, en un entorno donde las empresas buscan minimizar riesgos geográficos. También se observa un avance significativo en inversiones relacionadas con tecnologías de comunicación y servicios empresariales, sectores que ampliaron su participación en la última década.
Desafíos y nuevas prioridades
Por otro lado, el informe identifica que la fragmentación regulatoria y las políticas industriales divergentes generan mayores costos de cumplimiento para compañías multinacionales. En consecuencia, los proyectos con cadenas de suministro cortas y elevados componentes locales ganan relevancia en las decisiones estratégicas. Este tema puede interesarte: competitividad regional y nearshoring.
Un dato relevante indica que los flujos de inversión extranjera directa crecieron alrededor de 6 por ciento anual en las economías en desarrollo durante 2024, impulsados por infraestructura digital y energía sostenible, un comportamiento que refuerza la reconfiguración del mapa global del capital.












