El modelo agrícola francés avanza hacia una transformación impulsada por la economía circular. Una startup con sede en Normandía ha logrado consolidar un sistema pionero que convierte la orina humana en fertilizante, abriendo paso a una alternativa viable frente al uso intensivo de derivados fósiles en la agricultura. Este enfoque no solo plantea beneficios medioambientales, sino que también reduce la dependencia de insumos importados.
La firma Toopi Organics, especializada en biotecnología agrícola, ha desarrollado un proceso patentado para recolectar, higienizar y fermentar la orina con el objetivo de enriquecerla con microorganismos beneficiosos para los suelos. A partir de agosto de 2025, se prevé que su planta de tratamiento en el departamento de Gironda alcance una capacidad de producción anual de 2 millones de litros de biofertilizante, abasteciendo más de 3.000 hectáreas en su fase inicial.
Fertilizante agrícola sin insumos fósiles
Este modelo de fertilizante líquido sustituye los aditivos sintéticos empleados comúnmente en la producción de fertilizantes nitrogenados. Además de disminuir emisiones de CO₂, su elaboración requiere un consumo energético inferior al de los métodos industriales tradicionales. El proyecto cuenta con apoyo institucional y financiación pública europea, con más de 8 millones de euros recaudados en distintas rondas para ampliar sus capacidades de recolección y distribución.
Por otro lado, el uso agrícola de la orina se considera legal en Francia desde 2023 bajo regulación sanitaria específica, lo cual ha acelerado la escalabilidad del modelo y abierto nuevas líneas de colaboración con municipios, festivales y espacios públicos como fuentes de abastecimiento.
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