La economía de Estados Unidos mostró su mayor ritmo de expansión en dos años, apoyada en un repunte del consumo de hogares con mayores ingresos y en un sólido desempeño del sector externo. El crecimiento reforzó la percepción de fortaleza macroeconómica, aunque con señales de desequilibrio interno.
El producto interno bruto avanzó a una tasa anualizada de 4.3 por ciento durante el tercer trimestre, superando el ritmo observado en el periodo previo. El gasto de los consumidores aumentó con mayor intensidad y las exportaciones retomaron una trayectoria positiva tras un trimestre débil.
Además, el gasto federal contribuyó al crecimiento, especialmente por mayores erogaciones en defensa y compensaciones laborales. Este impulso fiscal ocurre antes de una esperada contracción del gasto público tras el cierre parcial del gobierno.
Estados Unidos muestra crecimiento desigual entre consumidores
El dinamismo económico se concentró principalmente en hogares de mayores ingresos, que sostuvieron el consumo pese a un entorno de tasas elevadas. En contraste, los segmentos de ingresos medios y bajos mantuvieron una postura más cautelosa frente al gasto.
Analistas describen este escenario como una economía en forma de K, donde los beneficios del crecimiento no se distribuyen de manera uniforme. El avance se apoya en inversión tecnológica y consumo selectivo, mientras la confianza general permanece bajo presión.
Confianza del consumidor y empleo envían señales mixtas
Poco después del reporte de crecimiento, los indicadores de confianza del consumidor registraron un retroceso relevante, marcando su nivel más bajo desde abril. Las percepciones sobre la situación financiera familiar se deterioraron por primera vez en casi cuatro años.
El mercado laboral también generó inquietud. La tasa de desempleo alcanzó un máximo de cuatro años y disminuyó la proporción de personas que consideran abundantes las oportunidades de empleo. Paralelamente, las empresas reportaron una visión neta negativa sobre el entorno económico.
El avance económico coincidió con un incremento trimestral del gasto en defensa y un crecimiento de las exportaciones cercano a 9 por ciento, factores que explicaron buena parte del desempeño reciente de Estados Unidos.
