En México, donde fenómenos como los sismos y el cambio climático afectan a millones de personas, la arquitectura regenerativa surge como una alternativa real para construir viviendas seguras y sostenibles. Ernesto Mizrahi, arquitecto especializado en urbanismo sustentable, destaca que este enfoque no solo ofrece refugio tras un desastre, sino que también ayuda a recomponer el tejido social y preservar la identidad cultural de las comunidades.
“Construir después de una emergencia no debe significar improvisar o levantar casas de bajo costo que duren poco. La verdadera solución está en proyectos con visión de largo plazo, que fortalezcan a las personas y a su entorno”, asegura Mizrahi.
La experiencia de reconstrucción tras el sismo de 2017 dejó más de 250 mil viviendas dañadas. Muchas soluciones oficiales apostaron por casas estandarizadas, poco adaptadas al contexto local. En contraste, la arquitectura regenerativa ha mostrado un camino diferente.
En la Mixteca oaxaqueña, comunidades enteras han trabajado en viviendas que integran materiales locales como adobe y madera, técnicas vernáculas y diseños bioclimáticos. Estas casas no solo son más resistentes ante futuros movimientos telúricos, sino que también mejoran el confort diario de las familias.
Algo similar ocurre en zonas altas de Puebla, donde se han levantado proyectos que combinan estrategias como ventilación cruzada natural y captación de agua pluvial, logrando reducir costos energéticos y garantizar mayor autonomía a las comunidades.
“Cuando se construye con las manos de la gente y con respeto a su cultura, las casas se convierten en símbolos de resiliencia y esperanza”, afirma Ernesto Mizrahi.
Mizrahi sostiene que la arquitectura regenerativa debe ser vista como una política pública de largo alcance, no solo como respuesta a desastres. Su propuesta involucra a arquitectos, antropólogos, ecólogos y líderes comunitarios para garantizar que cada proyecto sea integral y sostenible.
Inspirado en referentes como Shigeru Ban, el especialista recuerda que la vivienda no debe limitarse a lo estructural: “Un hogar regenerativo brinda seguridad emocional, sentido de pertenencia y respeto por el medio ambiente”.
En su visión, este enfoque es aplicable tanto a crisis naturales como a desplazamientos provocados por megaproyectos o minería. “Se trata de hacer de la arquitectura un acto de justicia social”, concluye Mizrahi.
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