De buenas ideas están llenas las mentes de quienes desean desarrollar proyectos orientados a esquemas productivos más amigables con el medio ambiente y al reparto más equitativo de los beneficios obtenidos.
Sin embargo, la puesta en marcha de cualquier proyecto seguido se topa con las paredes de la falta de financiamiento, el choque de ideologías y, en muchos casos, la trama legislativa.
En esa misma línea de pensamiento, ¿los proyectos que beneficien a las economías locales pueden sostenerse con la inversión en bitcoin y criptomonedas?
La respuesta apareció en El Zonte, una población ubicada al suroeste de las costas de El Salvador, donde desde 2019 se implementó el proyecto Bitcoin Beach, para fomentar la inclusión financiera y apoyar así la economía circular.
En El Zonte radican unos 3,000 habitantes. La belleza de sus escenarios físico-naturales fomentan el turismo y la práctica de deportes acuáticos. El cierre de fronteras a causa de la pandemia de covid-19 genera obviamente afectaciones directas, pero se afirma que este poblado ha forjado su propio camino hacia adelante, gracias a su economía Bitcoin (Koffman, Tatiana 2020).
El origen del Bitcoin Beach gracias a una donación anónima de 6 cifras, de un usuario de blockchain con cariño por El Zonte, aporta un toque anecdótico y misterioso a este proyecto.
El donador se acercó a muchas organizaciones filantrópicas de la región y decidió finalmente asociarse con Michael Peterson, un estadounidense procedente de San Diego que realizaba trabajo voluntario en El Zonte.
Peterson quedó a cargo de administrar Bitcoin Beach y sus beneficiarios han aprendido cómo utilizar esta criptomoneda. La meta de Bitcoin Beach es crear un ecosistema Bitcoin sostenible, de la mano de la inclusión bancaria.
La economía de esta comunidad se desarrolla con pagos directos en moneda efectiva y gran parte de sus pobladores no cuenta con los requisitos para tener acceso a servicios bancarios.
Peterson desarrolló una propuesta para una economía circular de Bitcoin considerando las remesas, el turismo, los servicios públicos y las micrompresas. Las mismas bases se asientan en Punta Mango, una comunidad ubicada a tan sólo 3 horas.
Bitcoin Beach ha logrado brindar apoyo económico a decenas de familias de la zona costera. Por ejemplo, Jorge Valenzuela, nativo de El Zonte, ha desarrollado programas sociales en su comunidad siendo testigo de la transición económica de la agricultura y la pesca hacia el turismo como sustento local.
En El Zonte, Bitcoin se puede utilizar para pagar casi cualquier cosa y unas 500 personas la utilizan diario. La aplicación más valiosa es el financiamiento de becas educativas, programas juveniles, infraestructura, transporte y otras iniciativas.