Tapachula enfrenta un desafío sanitario que expone las debilidades estructurales de su red comercial: la distribución masiva de carne sin trazabilidad ni controles veterinarios adecuados en los mercados municipales. A pesar de los esfuerzos normativos, toneladas de producto cárnico ingresan diariamente desde rastros clandestinos y puntos fronterizos sin ningún tipo de verificación oficial, lo que compromete gravemente la inocuidad alimentaria en esta zona del sureste mexicano.
Impacto sanitario y desregulación en el comercio local
La carne de dudosa procedencia se ha convertido en un componente estructural del abasto alimentario informal en Tapachula, desplazando a los productos certificados y formalmente inspeccionados. De acuerdo con autoridades locales, se estima que más del 70% de la carne vendida en mercados públicos proviene de canales irregulares. La ausencia de control sanitario representa un riesgo latente para la salud pública, especialmente en una región fronteriza donde los flujos migratorios y comerciales intensifican la exposición a enfermedades zoonóticas.
A pesar de los protocolos establecidos por la Dirección de Regulación Sanitaria de Chiapas, los mecanismos de fiscalización resultan insuficientes frente a la magnitud del comercio informal. La falta de personal, tecnología de rastreo y coordinación interinstitucional dificulta el monitoreo efectivo de los puntos de entrada y distribución de estos productos. Del mismo modo, la limitada capacidad del rastro municipal de Tapachula, cuya operatividad está comprometida, ha contribuido a la expansión del sacrificio clandestino.
Este fenómeno no solo afecta el entorno sanitario, sino que genera distorsiones económicas que perjudican a productores certificados y comerciantes formales.
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