La presión creciente sobre las finanzas públicas de Estados Unidos abre un debate inusual sobre la solidez de su posición fiscal. El análisis de El Economista describe que el país enfrenta desequilibrios que se asemejan a los de economías clasificadas como mercados emergentes. La combinación de un déficit amplio, un endeudamiento acelerado y una política fiscal expansiva genera interrogantes sobre la sostenibilidad de su trayectoria económica en el mediano plazo.
El texto advierte que el deterioro del balance fiscal se amplifica por vencimientos de deuda a corto plazo y un servicio de intereses en aumento. Esa dinámica podría mermar la confianza global que ha sostenido por décadas al Treasury como activo libre de riesgo. Además, las decisiones recientes en materia de aranceles y recortes tributarios intensifican presiones sobre ingresos públicos y alimentan dudas sobre el rumbo de la política económica.
Mercados emergentes como referencia de vulnerabilidad
El análisis sostiene que algunos patrones recientes en Estados Unidos recuerdan episodios clásicos de fragilidad fiscal en mercados emergentes. Entre ellos destacan tensiones en la moneda, riesgo de volatilidad en los flujos de capital y la posibilidad de un ajuste abrupto si la percepción de riesgo se deteriora.
El autor señala que los efectos de una crisis fiscal en la principal economía del mundo tendrían implicaciones de gran alcance para los mercados globales, desde primas de riesgo más altas hasta posibles revisiones en calificaciones crediticias. En noviembre, el análisis subraya que un cambio sostenido en las expectativas del mercado podría alterar de manera estructural el rol tradicional del dólar en el sistema financiero.
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