Para llevar a una contratación equitativa a las personas trabajadoras migrante, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) expuso 21 recomendaciones.
Cuatro países han constituido un importante corredor de migración: México, Salvador, Guatemala y Honduras.
Durante la presentación en México del estudio Contratación equitativa en El Salvador, Guatemala, Honduras y México: Evaluar los avances y cerrar las brechas, Pedro Américo Furtado, director de la Oficina de la OIT para México y Cuba, expuso que es fundamental el trabajo de la región para avanzar en políticas que lleven a un trabajo decente a las personas.
Incluso, recalcó en el caso de México hay avances para que se ratifiquen los convenios 97 y 153 a este respecto.
“México todavía no los tiene ratificados (los Convenios), pero esto no significa que el país no esté ya implementando algunas políticas”. Pero poder rectificar un convenio es lo que permite que haga un proceso de supervisión a nivel internacional».
Entre las 21 recomendaciones que plantea la OIT está la regulación de agencias privadas de empleo, el reconocimiento de competencias de las personas trabajadoras migrantes, el refuerzo de la inspección del trabajo, el acceso de las personas trabajadoras migrantes a la justicia o la coordinación institucional dentro de los países y entre países.
Acuerdos migrantes
De igual forma, en lo que concierne a las organizaciones de empleadores y de trabajadores, el estudio plantea la necesidad de involucrarse activamente en la construcción de las políticas, acuerdos bilaterales y otros instrumentos, dentro del marco del diálogo social.
En los últimos 15 años, la cantidad de migrantes internacionales ha crecido en América Latina y el Caribe más rápidamente que en cualquier otra región del mundo. Han pasado de 7 millones a cerca de 15 millones; lo que representa el 5.3% de las personas migrantes internacionales.
Al respecto, la secretaria de Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde Luján, dijo que la visión del gobierno de México “es atender las causas de la migración como una prioridad”.
Fuente: El Economista