Uno de los gastos más fuertes que las familias están asumiendo es el del oxígeno medicinal, soporte vital para sobrevivir a Covid-19.
Las familias en todo el país viven una carrera contra el tiempo para recargar a tiempo su tanque o para conseguir una generadora de oxígeno (Co2).
Estas compras de emergencia detonan abusos de proveedores que aprovechan la necesidad con sobreprecios.
Aunque el procurador del consumidor Ricardo Sheffield (Profeco) diga que hay suficiente abasto, la realidad es que hoy en Ciudad de México es escaso y muy caro el reparto de Co2 en pacientes Covid que permanecen en su domicilio.
Aparte están los innumerables pacientes Covid abrazados a su tanque haciendo filas por días en salas de urgencias implorando un lugar con la esperanza de pasar los filtros cada vez más estrechos.
La ola de contagios de las últimas semanas, la insuficiencia de espacio en hospitales y que no se dan abasto los proveedores de tanques rentados y entregas a domicilio, han detonado un irregular mercado de oxígeno medicinal.
La demanda desmesurada de Co2 ha impulsado también la operación intensa de pequeños expendios que recargan cilindros portátiles, así como de los grandes que sólo deberían ser usados en hospitales.
En El Valle de México ya hay todo un mercado negro sin control que incluso se abastece de tanques robados en empresas u hospitales, los cuales llegan a venderse ilegalmente hasta en decenas de miles de pesos.
Aparte están las prácticas monopólicas en producción, distribución y venta de oxigeno medicinal en todo el país que la Comisión Federal de Competencia (Cofeco) ya había advertido.
Es sabido que las dominantes proveedoras de oxígeno en el país son Grupo Infra y Praxair, aunque ahora han llegado las chinas con dispositivos de menor calidad que en vez de ayuda pueden ser alto riesgo porque no generan la presión necesaria.