El Estado de Nueva York comenzó a aplicar con rigor una nueva regulación conocida como la “ley de los 20 pies”, que impone restricciones estrictas sobre el uso de fertilizantes en jardines residenciales.
Las autoridades buscan reducir el impacto ambiental que estas sustancias tienen en los ecosistemas acuáticos, especialmente por el alto contenido de fósforo, uno de los principales responsables de la contaminación del agua en lagos y arroyos.
Según la nueva norma, entre el 1 de diciembre hasta el 1 de abril de cada año, está completamente prohibido utilizar cualquier tipo de fertilizante para césped. El motivo es evitar el escurrimiento químico durante la temporada de deshielo, cuando la nieve derretida puede arrastrar nutrientes contaminantes hacia fuentes de agua potable.
Además, la ley establece que no se puede fertilizar a menos de 20 pies (aproximadamente 6 metros) de ríos, arroyos o lagos. Solo se permite hacerlo más cerca si hay una barrera natural de al menos 10 pies (3 metros) —como arbustos o árboles— o si se utiliza un aplicador con protección para evitar que el fertilizante llegue al agua.