En junio México entrará a un punto sin retorno: la construcción de un proyecto para la reducción de la jornada laboral. En medio de la promesa gubernamental, el deseo de los trabajadores y advertencias del sector privado, el reto es diseñar un esquema de transición que permita alcanzar la semana laboral de 40 horas a más tardar en enero del 2030.
Experiencias internacionales hay muchas y recientemente en Latinoamérica hay dos casos concretos: Chile y Colombia, los últimos países de la región que se encuentran ya en la transición de reducir su jornada laboral.
En ambos casos, la disminución de las horas de trabajo incluyó otros aspectos más allá de la gradualidad, entre estos se encuentran la flexibilidad de la norma e incluso medidas de protección al salario.
Los países sudamericanos están actualmente en el proceso de implementación, disminuyendo una hora por año. Chile concluirá en 2028 la transición a la semana de 40 horas; y Colombia, el próximo año logrará su meta de 42 horas
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