La economía de México cerrará el año con una expansión por debajo de su potencial, marcada por un consumo débil, inversión moderada y restricciones fiscales. A pesar de ello, el sector exportador ha actuado como principal motor para evitar una recesión técnica.
De acuerdo con el más reciente informe de BBVA Research, publicado en noviembre de 2025, el Producto Interno Bruto (PIB) nacional crecerá solo 2.4% al finalizar el año. Esta estimación representa una corrección a la baja desde el 2.9% proyectado anteriormente, reflejando la pérdida de dinamismo observada en el segundo semestre.
Exportaciones, el sostén ante la fragilidad del consumo interno
El debilitamiento de la demanda interna responde a varios factores estructurales. Entre ellos, la pérdida de poder adquisitivo por la persistente inflación, las altas tasas de interés que restringen el crédito al consumo, y un gasto público limitado por la consolidación fiscal. Frente a este panorama, el sector externo ha cobrado relevancia.
Las exportaciones manufactureras, especialmente las vinculadas al sector automotriz y a la cadena de suministro de tecnología en América del Norte, han mantenido un ritmo sólido. Este comportamiento responde en parte al fortalecimiento del nearshoring, que sigue reconfigurando las cadenas globales de producción en favor de México.
El informe también subraya que la inversión pública se ha concentrado en obras de infraestructura que están próximas a concluir, mientras que la inversión privada muestra señales de cautela ante la transición política y la incertidumbre regulatoria.
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