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En una jugada que refleja tanto presiones empresariales como decisiones fiscales clave, la Cámara de Diputados aprobó en lo particular una modificación al IEPS a bebidas azucaradas, dentro del marco del Paquete Económico 2026.
A diferencia de la propuesta original que planteaba una cuota de $3.08 pesos por litro, el nuevo gravamen se fijó en $1.50 pesos por litro para productos con edulcorantes como los etiquetados “light” o “zero”.
El cambio no fue casualidad. Un día antes de la votación, Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena, sostuvo una reunión con altos directivos de Coca-Cola, embotelladoras y representantes del Ejecutivo federal.
¿El resultado? Un acuerdo de última hora en el que las refresqueras se comprometieron a reducir en un 30% el contenido calórico de sus productos de forma gradual.
A cambio, las bancadas de Morena, PT y PVEM —encabezadas por Monreal, Reginaldo Sandoval Flores y Carlos Puente Salas— firmaron una reserva para distinguir fiscalmente entre bebidas azucaradas y las que contienen edulcorantes, lo que modificó la propuesta original del dictamen.
La sesión, que se extendió por más de 13 horas, culminó alrededor de las 2:00 de la madrugada con 337 votos a favor, 126 en contra y ninguna abstención. A lo largo del debate, hubo tensiones notables.
La intervención del diputado del PRI, Eduardo Gutiérrez Mancilla, se prolongó más de 20 minutos entre interrupciones y consignas por parte de Morena, lo que desató fuertes críticas del coordinador priista, Rubén Moreira.
“Me queda claro quién ordenó los impuestos; ese López Obrador”, señaló Moreira, refiriéndose al impacto fiscal heredado por el expresidente.
Además del ajuste al IEPS a bebidas azucaradas, la reforma también incluyó incrementos a las cuotas sobre tabaco, videojuegos, apuestas y sueros rehidratantes, consolidando una estrategia de recaudación más agresiva para 2026.
En lo general, el dictamen fue aprobado horas antes por 351 votos a favor, 129 en contra y una abstención.
Esta reducción al IEPS originalmente propuesto refleja cómo el equilibrio entre salud pública, ingresos fiscales y presión empresarial sigue moldeando la política fiscal en México.
Aunque el objetivo del impuesto es desincentivar el consumo de productos nocivos para la salud, los ajustes de última hora muestran una fuerte influencia de los intereses económicos de la industria de bebidas.
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