La economía de México se aproxima a un nuevo ciclo con un ritmo moderado, marcado por señales mixtas en su desempeño estructural. Según estimaciones de Actinver, el Producto Interno Bruto (PIB) del país podría crecer 1.6 por ciento en 2026, tras registrar un avance proyectado de 2.4 por ciento al cierre de 2025.
Este menor dinamismo refleja una normalización posterior al impulso fiscal ejercido en años recientes, así como la consolidación de un entorno monetario más restrictivo. Además, el pronóstico integra un escenario de menor inversión pública, en línea con el cambio de administración tras las elecciones presidenciales de junio de 2024.
Factores de presión en el entorno macroeconómico
El análisis de Actinver indica que la inflación general continuará desacelerándose, aunque de forma paulatina, lo que permitiría al Banco de México iniciar un ciclo de recortes a la tasa de interés a lo largo de 2025. No obstante, se espera que la tasa de referencia cierre ese año en 8.25 por ciento, una reducción limitada que mantendría el costo del financiamiento en niveles relativamente altos.
Por otro lado, se anticipa que el tipo de cambio se mantendrá estable, con una proyección de 18.40 pesos por dólar al cierre de 2026. Esta estabilidad cambiaria, apoyada por una política monetaria prudente y un entorno externo menos volátil, contribuiría a mitigar riesgos sobre las cuentas externas.
En cuanto al déficit fiscal, se prevé una reducción significativa, desde 5.9 por ciento del PIB en 2024 hasta 3.7 por ciento en 2025, como resultado de un menor gasto público. Esta consolidación fiscal permitiría al nuevo gobierno recuperar margen de maniobra, aunque limitaría su capacidad de estímulo en el corto plazo.
