La Corte Suprema de Estados Unidos despejó el lunes el camino para que el Gobierno del presidente Donald Trump reanude la deportación de migrantes a países que no son los de origen, sin ofrecerles la oportunidad de mostrar los perjuicios que podrían enfrentar, en otra victoria para su agresiva búsqueda de deportaciones masivas.
Los jueces levantaron un mandato que obligaba al Gobierno a dar a los inmigrantes que iban a ser deportados a los llamados «terceros países» una «oportunidad significativa» de decir a las autoridades que corrían el riesgo de ser torturados en su nuevo destino, mientras se resolvía un recurso legal.
El juez de distrito Brian Murphy, de Boston, había tomado la decisión el 18 de abril. La orden de la Corte Suprema no estaba firmada ni motivada, como es habitual cuando el tribunal decide sobre solicitudes de urgencia.
En un duro disenso, la jueza Sonia Sotomayor, a la que se unieron los otros dos jueces liberales del tribunal, criticó la decisión de la mayoría, calificándola de «abuso flagrante» de la discrecionalidad del tribunal.