Compartir una Big Cola es compartir grandes momentos, y en México, uno de ellos es el Día de la Madre, fecha en la que se reúne toda la familia para festejar a mamá.
Desde encuentros familiares hasta fiestas en grande, en cada rincón del país se vive una atmósfera de amor y gratitud hacia las figuras maternas, contexto en el cual se ha hecho recurrente el refrescante y burbujeante sabor de la bebida insignia de AJEMEX.
Big Cola no solo ha conquistado los corazones y paladares de muchas familias, sino que también se ha posicionado como una de las bebidas carbonatadas consentidas por contar con el balance perfecto entre sabor, calidad y precio.
Esto adquiere mayor relevancia al saber que México es el principal consumidor de bebidas carbonatadas a nivel global, superando incluso en consumo per cápita a un mercado tan importante como lo es el estadounidense.
Sin embargo, si en algo se distingue el pueblo mexicano es en hacer fiesta y celebrar, lo cual casi siempre se hace grande, haciendo partícipe a las marcas consentidas de los mexicanos, ya sean de bebidas o alimentos.
Al respecto, en años recientes, los festejos del Día de las Madres han estado marcados por una mezcla de tradiciones y modernidad, y a pesar de que muchas familias deciden por llevar a las mamás a un restaurante, otras siguen optando por organizar comidas en casa, donde la cocina casera resplandece.
En ambos casos, una botella de Big Cola luce como el complemento perfecto para acompañar la multifacética comida mexicana, toda vez que el burbujeante sabor de la bebida de cola de AJEMEX resalta los momentos de alegría, haciendo de cualquier celebración algo memorable.
De la misma forma, los festejos para celebrar a las mamás mexicanas han aumentado en grado de creatividad, al involucrar millones de ideas emanadas desde las redes sociales, lo que también abre la puerta a creativas bebidas que se pueden elaborar a partir del sabor refrescante de Big Cola.
Por todo esto, el 10 de mayo no solo es una fecha para recordar y agradecer a todas las mamás, sino también una oportunidad inmejorable para disfrutar de las pequeñas cosas, pero de forma grande, tal como se hace con una botella del burbujeante sabor de Big Cola.