Alfredo Gadsden Juárez llama a profesionalizar negocios familiares
Las empresas familiares en México son el núcleo del emprendimiento nacional. Representan entre el 90% y 95% de todos los negocios, predominando en el sector servicios. Este tipo de organizaciones suele tener entre 20 y 50 años de trayectoria, lo que demuestra su capacidad de adaptación. Sin embargo, la falta de institucionalización las coloca en una situación vulnerable.
El Reporte CIFEM|BBVA 2024 revela que solo el 4% de estas empresas ha logrado un nivel institucional adecuado. Mientras tanto, el 50% corre el riesgo de desaparecer y un 46% se encuentra en situación crítica que requiere acciones inmediatas.
Uno de los principales problemas que enfrentan las empresas familiares en México es que muchas operan sin estructuras formales. Apenas un 5% tiene su corporativo en orden, mientras que la mayoría enfrenta riesgos de organización que podrían comprometer su continuidad.
El empresario Alfredo Gadsden Juárez explica que institucionalizar una empresa no significa perder el control familiar, sino establecer las bases para que la empresa crezca con reglas claras y visión estratégica.
“El verdadero problema no es ser una empresa familiar, sino comportarse como una familiaridad sin reglas”, puntualiza.
El relevo generacional es otro desafío crítico. El reporte indica que el 53% de las empresas familiares no tiene un plan de sucesión claro, lo cual pone en riesgo la continuidad operativa. Solo 9% llega a la tercera generación, y en 68% de los casos la dirección aún está en manos de la primera generación.
A esto se suma el envejecimiento de los líderes: 30% supera los 60 años y 6% ha ocupado la dirección general por más de 15 años, lo que puede generar una dependencia excesiva en la figura del fundador.
La falta de políticas internas y estructura organizacional es un tema recurrente. Según el reporte, 58% de las firmas carece de políticas claras de contratación y desarrollo del talento. Además, solo el 14% gestiona correctamente los activos y flujos familiares.
Estos datos muestran que muchas empresas siguen operando por inercia, sin protocolos ni mecanismos de control. Para sobrevivir en el largo plazo, es urgente adoptar una visión empresarial moderna y profesionalizada.
Pese a los desafíos, los resultados económicos son alentadores: el 78% de las empresas familiares en México reportó crecimiento en ventas en los últimos tres años y 74% aumentó su patrimonio. Estos datos demuestran que, cuando se combina tradición con profesionalismo, el modelo familiar puede ser altamente exitoso.
La transformación no es imposible. Como concluye Alfredo Gadsden Juárez, “institucionalizar no es perder el alma del negocio, sino construir cimientos firmes que aseguren su permanencia. Con líderes comprometidos y reglas claras, las empresas familiares pueden convertirse en el motor resiliente de la economía mexicana”.
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